LA FELICIDAD EN LA BÚSQUEDA DEL EQUILIBRIO

Directamente, os voy a explicar cómo en el transcurso de unos días he llegado a tener un estado de ánimo «óptimo» en el que me encuentro muy a gusto. Soy consciente de que ésto no va a durar mucho. Si algo tiene la vida, es que es constante cambio y las circunstancias que me han llevado hasta aquí, difícilmente se repetirán en adelante. Pero creo que el SECRETO para volver a encontrarme así en el futuro, o tratar de mantenerlo el mayor tiempo posible, es buscar el EQUILIBRIO.

El mes pasado fue increíble. En el trabajo conseguí una cifra de ventas como nunca había tenido y con mis peques viví una transformación enorme desde el inicio de curso -con unas broncas increíbles-, hasta terminar septiembre con mis hijos repitiendo una y otra vez lo mucho que me querían. Ahora la pregunta que yo planteo

¿Es debido a esos hechos que yo me siento bien ahora?, o al revés, ¿se han producido esos hechos porque los he afrontado sintiéndome bien?

BUSCANDO EL EQUILIBRIO CON MIS HIJOS

Reconozco que el inicio de curso fue durísimo con los pequeñajos. Les costaba un horror levantarse (a día de hoy sigue siendo así), los desayunos se hacían eternos, que se prepararan para salir una odisea y llegar a la hora al colegio tarea casi imposible. Todo ese malestar se tradujo en broncas y aspavientos de las que luego, no me sentía nada orgulloso. Para colmo, ese «mal rollo», me acompañaba a la noche, de vuelta del trabajo, cuando tenía que acostarlos y no había manera de que se metieran en la cama y se echaran a dormir como me gustaría.


Tuve mi punto de inflexión con mi hijo mayor. Después de decirnos cosas muy feas y fuera de tono, tomé la decisión de cambiar y así lo hice.


Equilibré mis momentos de «ira» con más momentos «buenos«. Rebajé los primeros, aumenté los segundos. Y poco a poco la cosa fue funcionando. EVIDENTEMENTE, mis hijos siguen remoloneando al levantarse, me tratan de tocar los cojones molestar día sí y día también, pero tengo claro que no quiero llegar a ese punto en el que estuve y me muestro firme cuando toca (les guste o no) // me muestro cariñoso y comprensivo el resto. Ignoro cuando el enano intenta «faltar al respeto» (le corrijo/corto cuando toca) // aprecio cuando al rato, me pide perdón y me dice cosas bonitas. Me cabreo cuando veo la habitación desordenada y me tengo que poner en plan «sargento» con ellos // les felicito cuando terminan el trabajo y les muestro lo bien que está la habitación cuando todo está en su sitio. Como digo, BUSCO EL EQUILIBRIO en todo momento sin llevar la balanza a ninguno de los dos lados. Algunas veces habrá que ser más de una cosa, luego más de la otra para compensar.

BUSCANDO EL EQUILIBRIO EN EL TRABAJO

No os voy a dar mucho la turra con mi trabajo. Los que me conocéis ya sabéis a lo que me dedico y alguno que haya leído mi sección de «comercial» además sabrán mis pequeñas batallas en el curro. Empecé septiembre con mi compañero de vacaciones y la espada de Damocles de la visita del «Comprador Misterioso». Decir que estaba estresado era decir poco… Sin embargo, a mediados de mes, me tocó marchar a un curso a Guadalajara y ahí, comprendí que no podía otorgarle tanta «IMPORTANCIA» a mi trabajo. O sea, considero importante mi trabajo, pero no hasta el punto de perder la salud y soñar cada noche que atiendo a gente. (…) Allí en Guadalajara tuve mi punto de INFLEXIÓN: Cuando me decidí a dar una vuelta, de noche, por la feria (eran fiestas patronales), me monté en los autos de choque y fui al concierto de unos tal «COMANDANTE TWIN», cuando me observé allí, entre el público y me sentí FELIZ.

Me sentí FELIZ porque tomé la decisión de aprovechar la oportunidad de estar allí. Me sentí FELIZ, sin más.
Es difícil explicar

Cuando volví a mi puesto de trabajo, opté por no dejarme llevar por los nervios. Opté por tratar de hacer las cosas lo mejor posible sin obsesionarme con el tema del «comprador misterioso». Opté por ser y mantenerme FELIZ con todo lo que hacía… Si tenía un cliente «pesado», trataba de compensarlo con otro. Y bueno… Lo que trato ahora es de EQUILIBRAR las cosas que salen «mal» con aquellas que puedo «mejorar». Estar de buen HUMOR y afrontar el día a día de manera POSITIVA, pero buscando el equilibrio entre el buenismo y la firmeza.

EL EQUILIBRIO ES PRECARIO

Como digo, lo que me hace FELIZ estos días es buscar el equilibrio: manejando situaciones desagradables por un lado, y tratando de causar un impacto positivo por otro. No siempre se consigue y creo que el SECRETO es TENER LA CERTEZA DE QUE EL EQUILIBRIO no dura y SIEMPRE VAN A EXISTIR fuerzas externas que vuelvan a balancear nuestra posición.

Asumir que cualquier FELICIDAD es PASAJERA y que tras ella SIEMPRE vamos a tener momentos «duros», es algo que tendríamos que tratar con naturalidad y sin llevarnos malos ratos.

Otro día, hablamos de cómo balancear las cosas cuando van bien… o qué pasa cuando todo va «demasiado bien»…

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.