CONSEJOS VENDO…

Hace unos días tuve una reunión familiar para tratar ciertos asuntos con mis hermanos. Tras finalizar la quedada, nos dimos cuenta que poco podemos arreglar nosotros respecto al problema que nos atañía. Sin embargo, me pareció fascinante la gigantesca capacidad que tenemos de «tratar de solucionar» las vidas de los demas y la poca que tenemos de aplicarnos el cuento… ¿Qué nos pasa?

«CONSEJOS VENDO…

… que para mí no tengo». Dice el refrán, haciendo referencia a esa persona que se la pasa aconsejando/criticando a los demás y no se aplica el cuento a su vida privada. (…) Nos pasa a todos, a todas horas, sin apenas darnos cuenta.

  • Criticamos las cosas que no nos gustan y vemos en nuestro entorno
  • Vemos conductas inadecuadas y tratamos de subsanarlas indicándoselo a los interesados.
  • Aconsejamos a nuestros hijos tratando de educarles «adecuadamente».

En nuestra cabeza, cuando aconsejamos a otra persona, nos decimos a nosotros mismos que YO NO SOY ASÍ y como CREO que lo hago bien tengo el DERECHO a decirle cómo tienen que ser las cosas. Sin embargo, ¿ES ESO ASÍ REALMENTE?. En mi caso, analizándome en lo que digo y hago, creo que no.


Cuántas veces habré tratado de explicar a mis hijos cómo afrontar los enfados y rabietas para que traten de calmarse: Irse a una esquina lejos del otro, ponerse a hacer algo que les guste y les distraiga de ese momento de ira. Que se pidan perdón tras una afrenta… SINCERAMENTE ¿Lo hacemos los adultos cuando nos ocurre? Creo que NO.


Realmente, dar ese tipo de consejos cuando no se predica con el ejemplo, es un claro ejercicio de hipocresía y produce unas contradicciones que DESDE FUERA, son hilarantes…

TE-HE-DICHO-UNA-Y-MIL-VECES-QUE-NO-SE-PEGA-A-TU-HERMANO


El problema es ese: Que no hacemos lo que decimos y no tenemos AUTORIDAD MORAL para ser creíbles. La solución: Que tenemos que imaginar lo que hacemos/decimos, DESDE FUERA y darnos cuenta de lo bien que nos vendría seguir los consejos que damos a otras personas. Porque es más fácil analizar a un tercero, que uno mismo. (Básicamente por lo que decía antes, que nuestra propia auto-imagen nos hace creer estar SIEMPRE por encima del resto y que todo lo hacemos bien). No es así, NI MUCHO MENOS.

A partir de ahí, opino, vendrán las mejoras. Porque si yo soy AMABLE es más fácil que los demás lo acaben siendo si así se les indica. Si quiero RESPETO, antes tendré que mostar actitudes respetuosas al resto (aunque hagan cosas que bueno…). Si pido a los demás que LEAN (por poner un ejemplo doméstico), pues tendrán que ver también que yo LEO, ¿no?.

Lo que NO PUEDE SER, es que yo mande a mis hijos a hacer sus tareas/deberes o lo que sea que no les gusta, mientras yo me pongo a jugar a la Nintendo Switch o me vean distraído todo el día con el móvil. HAY QUE DAR: EJEMPLO.

TOTAL

Que es bueno que cada vez que demos un consejo a alguien y/o estemos abordando un problema de otra persona: Tomemos nota de esa reflexión y nos la guardemos para aplicarla en el futuro. Y sobre todo, que tengamos la capacidad de «salir» de nosotros mismos para analizar nuestra situación como si de otra persona se tratara. Saber cómo estamos y qué hacemos REALMENTE.

GRACIAS POR LEER EL POST Y RECUERDA: SÉ FELIZ (otro ejemplo de consejo que repito una y otra vez y que me recuerda lo que tengo que hacer)

Imagen cachete: HOLA

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.