NO PIENSES EN UN ELEFANTE
Termina de leer ESTA FRASE y NO PIENSES EN UN ELEFANTE. (… … …) 3, 2,1… ¿En qué estas pensando? Estoy seguro al 99,99% que lo que estás imaginando, precisamente, es lo que NO TE HE PEDIDO QUE HAGAS. ¿Estoy en lo cierto? Sirva este experimento para introducir e ilustrar el artículo sobre lo que hacemos -habitualmente-, sin apenas darnos cuenta con nuestros hijos e hijas.
PENSANDO EN «NEGATIVO»
Nos pasamos la mayor parte del tiempo indicando a nuestros pequeños lo que NO TIENEN QUE HACER:
- No pintes la pared
- No manches la mesa
- No tires los juguetes por ahí desordenándolo todo
- No cruces la carretera corriendo
- No insultes
- No grites…. NO NO NO NO…..
Tener este tipo de pensamiento centrado en lo negativo, tal y como ha ocurrido con el elefante del ejemplo, lo que hace realmente es introducir en la cabeza de nuestros hijos la «posibilidad», el pensamiento, de realizar precisamente esa acción y no otra. ¿Acaso no hacemos -incluso de mayor-, con más intensidad y emoción aquello que nos prohíben hacer? (…) En nuestro interior está ese espíritu «transgresor» que lo que más desea es hacer, precisamente, esa acción que otra persona/sistema nos ha negado.
El problema surge cuando tenemos esta forma de «educar» (en negativo), y lo único que estamos consiguiendo, es indicar qué es lo que NO QUEREMOS que se haga.
PENSANDO EN «POSITIVO»
Si lo que realmente queremos es que el peque APRENDA QUE ES LO QUE ES CORRECTO, tendríamos que explicarle con detalle -en positivo-, la conducta apropiada a realizar:
- Las pinturas son únicamente para pintar en el papel
- Hay que comer manteniendo la mesa limpia
- La zona de jugar es XXX y al terminar hay que recoger los juguetes
- Antes de cruzar hay que esperar y mirar a los dos lados para que no vengan coches, e ir de la mano de los mayores
- Los insultos hacen sentirse mal a las personas y es mejor decir cosas bonitas
- Por la noche es mejor estar en silencio para que todo el mundo pueda dormir y descansar
La ventaja, o el motivo, de insistir con estos puntos como digo, es enseñar al peque lo que se espera de él. Por supuesto que llegará el día en que la pared aparecerá pintada, pero entonces tendremos que «recordarle» (sin perder los estribos) dónde debería haber pintado. Lo mismo para el resto de acciones.
LA IMPORTANCIA DE LO VISUAL
De igual forma que os he puesto al foto del elefante para «induciros» el pensamiento en el mismo, es muy importante que cuando «eduquemos» a nuestros hijos ellos también VEAN REFLEJADO en nosotros esa conducta. (…) Ya sé que vosotros y vosotras nunca vais a estar pintando la pared (¿o sí?), pero yo voy más a puntos tales como:
- Pretender que el niño sea ordenado con la ropa y a la vez que te vea que tú vas tirando todo por ahí.
- Pretender que tu hijo no grite y a la vez tú te pases el día gritándole a él, a tu pareja o a quien sea.
- Pretender que tu hijo aprenda a cruzar la calle y te observe cómo te saltas los semáforos en rojo
- Que te pases el día insultando o hablando mal, y luego pretender que tu hijo no lo haga etc. etc.
«Las palabras se las lleva el viento si estas no están respaldadas por actos.»
ADEMÁS DE CAMBIAR LA CONDUCTA, CAMBIAR LA MENTE
Al margen de enseñar a nuestros hijos cómo comportarse, el pensamiento en positivo también es fundamental a la hora de tratar la inteligencia emocional de nuestros pequeños. Yo mismo, he sido consciente de mi error a la hora de comunicarme con mi pequeño hasta que UNA PERSONA, me abrió los ojos ante el problema que transmitíamos sin querer. (…) De igual forma que introducimos la conducta negativa en nuestros pequeños, tal y como hemos visto, muchas veces nos dirigimos a ellos de tal forma que introducimos sentimientos «desagradables» en los mismos.
- No estés triste.
- No tengas miedo.
- No te enfades.
- No te preocupes.
- No tengas celos.
Y lo más curioso, es que se lo indicamos CUANDO YA SE SIENTEN ASÍ y se lo recalcamos más aún (como el elefante en el que NO TIENES QUE PENSAR). Todas esas emociones forman parte de nuestra vida y deberíamos aceptar que las sientan de la misma forma que lo hacemos los adultos. Deberíamos ahorrarnos el «recalcarlo» y tratar de averiguar por qué se siente así mostrando un poco de COMPRESIÓN hacia él y a partir de ahí, tratar el asunto de una forma que le ayude a comprender sus emociones y mejorar su respuesta futura a esos problemas que le influyen. ¿Acaso le diríamos a alguien que está llorando porque está muy triste, NO LLORES, NO ESTÉS TRISTE? Pues a nuestros peques, lo mismo…
Un saludo a todos, y NO PIENSES EN ELEFANTES