REMAR EN LA MISMA DIRECCION

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Uno de los problemas que surgen en el entorno familiar -y de los cuales los hijos se aprovechan como sólo ellos saben-, son las discrepancias que pueden surgir en la pareja: La aprobación y desaprobación de conductas violentas para «educar» o el establecimiento de normas y castigos (y su debido cumplimiento) por poner dos ejemplos rápidos. Aunque habrá muchos asuntos que nos llevarán a discutir ¿cierto? (…) En el mundo de la piruleta, tendríamos que decir que lo ideal sería que ambos progenitores estuvieran de acuerdo en TODOS esos aspectos para beneficio tanto de los hijos e hijas como del núcleo familiar. Pero  ¿Qué ocurre cuando eso no es así?

CAMBIAR A LAS PERSONAS: IMPOSIBLE

No nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer. Somos así. No aceptamos -de buen grado-, instrucciones que no encajen con nuestras creencias y esquemas mentales. Probad a decidle a vuestras madres; que eso de que los zumos no pierden vitaminas aunque no te los tomes inmediatamente, es MENTIRA. A pesar de de ser cierto y estar comprobado, estoy seguro que seguirán creyendo -interiormente-, que ellas tienen razón y seguirán actuando de la misma forma que lo llevan haciendo habitualmente… Bebiéndose inmediatamente el zumo recién exprimido.

«Cambiar a las personas, directamente bajo nuestro imperativo, es casi imposible. Pero todo el mundo puede cambiar por sí mismo, si lo desea realmente.»

Esto del cambio y no cambio, es importante entenderlo para afrontar las relaciones que se van a producir una vez pasamos de tener una; la establecida entre tú y tu pareja, a tener 4… Veremos más adelante, cómo provocar ese DESEO de CAMBIO, que menciono.

2+1 = 4

¿4 relaciones?¿De dónde salen todas ellas? Desde mi punto de vista, cuando tenemos un hijo, se empiezan a desarrollar este tipo de relaciones:

  1. La del padre con la madre.
  2. La del padre y la madre con el hijo o hija.
  3. La del padre con el hijo o hija.
  4. La de la madre con el hijo o hija.

El remar en la misma dirección, desde mi opinión, querría decir que todas ellas están cuidadas en igual medida y entrelazadas sin fisuras. Es muy complicado que esto sea así -y lo digo por experiencia-.

  • Cuando nos volcamos en los hijos, potenciando la relación 2, normalmente desatendemos la primera, transformándonos única y exclusivamente en padres/madres; olvidándonos de nuestra relación de pareja que -precisamente-, provocó la creación de esa familia.
  • Cuando potenciamos -excesivamente-, la relación de pareja, delegando el cuidado de los hijos en terceras personas (llámense guarderías, tíos, abuelos etc.). Se debilita la conexión padres/hijos y éstos pueden llegar a tomar sus propias medidas de conducta para llamar la atención de los padres, o directamente, llegar a la desafección.
  • No digamos cuando tanto padres como madres (3 y 4), pretenden ganarse el amor incondicional de los hijos, contraviniendo las normas establecidas en la familia (levantar castigos, romper las reglas a escondidas o cuando no está la otra persona; o directamente, contradecir lo que se dice en grupo cuando están a solas). Esto que a veces nos parece insignificante, merma mucho la autoridad que desde el núcleo familiar se debería imponer (no confundir con autoritarismo -por favor-) y os puedo asegurar, que «rompe» o puede llegar a quebrar, la relación tanto familiar, como la de pareja, cuando esos actos quedan en evidencia.

– Mamá, ¿Por qué no me dejas ver esta película si cuando estoy con papá no hay problema?

– ¿¡¡¡ Cooooomo ¡¡¡? ¡¡¡ MANOLO ¡¡¡ ¿No habíamos quedado que nuestra hija no podía ver este tipo de películas? ¡¡¡ ¡¡¡¿Para qué digo yo las cosas y ponemos normas en esta casa?¡¡¡ 

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Nada garantiza que la cosa zozobre, a pesar de todo.

TU RELACION INDIVIDUAL

Para mí, hay una frase que me dijeron una vez en la «Escuela de Padres y Madres» que se me quedó grabada a fuego:

«La relación que tú tengas con tu hijo, es única y exclusivamente tuya. Los demás, no importan.»

En el ejemplo que he puesto, seguramente, Manolo acabará discutiendo con la pareja, ya que ha incumplido una norma que habían «consensuado» en familia. (…) En su día, hablaron con su hija de que no podía ver ese tipo de película, principalmente porque a su madre no le hacía mucha gracia -por el motivo X que queráis pensar-. SE PUSO LA NORMA; a pesar de que a Manolo no le parecía tan importante. Lo grave aquí es que, posteriormente, a solas, y siguiendo su criterio, Manolo decide romper la norma -para agradar a su hija- y permitirle hacer lo que quería… ¿Que ocurre aquí entonces?

  • Se menoscaba la autoridad de las normas impuestas. La hija aprende que las normas que se imponen, pueden saltarse a la torera. Mucho ojo con esto, porque rota una, rotas todas…
  • Se quiebra la autoridad de la madre -principal objetora en su día, en este caso-, al permitir TODO LO CONTRARIO a lo que ella opinaba.
  • Manolo obtiene un «amor momentáneo» por parte de su hija (solo tendrá su aprecio mientras dura la película). En cuanto se acabe, su hija le reclamará otra ruptura para ganar su amor. Aprendiendo ésta a «venderse al mejor postor».
  • Manolo recibe la BRONCA de su pareja -justificada por otro lado-, que por otro lado, no será «momentánea» ya que su «modus operandi» disgusta a la otra parte y generará desconfianza y hastío en caso de repetirse este tipo de actuaciones…

Volviendo al tema de la relación individual, y ciñéndonos a este caso (que opino se puede extrapolar a muchos otros), nuestro MANOLO, desde mi opinión, podrían haber obrado de la siguiente manera a fin de mantener el «equilibrio» familiar:

  1. RESPETAR LA NORMA: Demostrando/educando a su hija que es firme y que por encima de todo, hay que cumplir con lo pactado.
  2. RESPETAR A SU MUJER: Y exponerle el caso de lo que ha solicitado la niña para en -caso necesario-, hacer una excepción y consensuar una nueva norma que permita a su hija ver esa película. Demostrando a su hija el respeto hacia los demás y la negociación -en caso de que se diera-.
  3. RESPETAR A SU HIJA: Mostrando compresión por su requerimiento, pero haciéndole ver los pros y contras de esa norma que han puesto «entre todos» por los motivos X. Ofreciendo alternativas y mostrando disposición a ver otra cosa que si estuviera permitida…

Trabajar la frustración de los hijos, es una TAREA VITAL COMO PADRES, que no podemos obviar para el futuro de nuestros pequeños

Actuando de esta forma, Manolo educaría a su hija dando ejemplo -que es la mejor forma de enseñar-, y con un ejercicio práctico en lugar de tanta «palabrería y sermoneo».

UN POCO DE HUMOR

Un saludo.
JFI

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