No es justo escribir este post tras el 19 de marzo de 2023: El día del padre. No es justo, porque lo escribo desde la pena y el rencor por todo lo que tuve que escuchar de mi hijo a lo largo del fin de semana. Palabras muy gruesas que en resumen querían decir: soy el peor padre del mundo. ¿Tiene razón mi hijo? (…) Pues seguramente sí… Veamos por qué, ¿no?
EL PEOR PADRE
» – Eres el peor padre del mundo ¡¡¡ Un hijo de puta ¡¡¡ Ojalá llegue pronto el día que te mueras y que sepas que no te voy a echar de menos. Ese día por fín me quedaré tranquilo y me dejarás en paz…» (Repetido gritando y varias veces)
Mi hijo, en un enfado monumental.
CONTEXTUALIZACIÓN: Mi hijo estaba enfadado porque en lugar de llevarle al parque con sus amigos, le «arrastré» un sábado por la tarde a hacer las compras que necesitábamos hacer en casa. Reseñar, que ese sábado estuvieron toda la tarde enredando y se la pasaron jugando entre hermanos en la tienda de campaña que montaron en la habitación (Un desastre). Tenían la instrucción de recoger antes de salir, pero… LES DIÓ IGUAL.
Y yo me convertí en el PEOR PADRE del mundo. Pero amigos… Eso es lo que nos toca ser a veces para nuestros hijos y hay que aceptarlo.
Naturalmente, estoy triste y afectado por haber tenido que escuchar esa cantidad de improperios de boca de mi hijo, al que quiero con locura (aunque ahora no lo sienta así). Creedme que esos momentos no fueron nada fáciles de gestionar. Daban ganas de soltarle un sopapo, gritarle y amedrentarle hasta que se le quitaran las ganas de contestar, echarlo de casa y de mi vida… Pero fui PEOR de lo que cabría esperar. Fui vengativo y solté contestaciones que sé le hicieron daño.
En su rabia, cuando le repliqué desde la indiferencia todo lo que me estaba diciendo, noté cómo su tono cambió y lloró de pura tristeza por lo que le solté. Fui malo, muy malo. (Y me sentí fatal por ello).
ESTAMOS PARA DAR LECCIONES
Pero considero que mi trabajo como padre es dar ese tipo de lecciones a mi hijo. Ser padre no es solo dar y recibir besos y abrazos. No es trabajar y «llenar la nevera». No es sólo proporcionar diversión y vacaciones en los momentos familiares.
Ser padre también consiste en ser el malo de la película y enseñar a los hijos que no pueden hacer lo que les de la gana. Ser padre es enseñar a ser consecuente con los actos y no flexibilizar las normas hasta tal punto que no sean tenidas en cuenta. Ser padre, es hacer entender a los hijos que no siempre vas a estar ahí para ellos, y tratar de transmitir unos valores que sean valiosos en sus vidas: El orden, la puntualidad, el respeto, el cumplir la palabra dada, el hacer las cosas bien.
Cuando mi hijo me dijo que ojalá me muriese, le expliqué que si no quería verme más habría otras maneras: Me podía ir a vivir ahora mismo a otro sitio y no me tendría que ver jamás. Le dije que me ignorase y no me volviera a dirigir la palabra si no quería saber nada de mí, que yo haría lo mismo. Que si lo prefería, le podía dejar en la comisaría de policía para ver dónde le llevaban (…) Tras unos momentos de silencio y de meditación -los dos-, empezamos a charlar con otro tono.
HARTO DE BUENISMO
(…) Efectivamente. Estoy cansado del «buenismo» con el que educamos a nuestros hijos. Parece que ellos -la infancia/juventud- tienen derecho a decirnos de todo y nosotros nos tenemos que morder la lengua porque somos «los adultos». Porque nosotros somos los que debemos tener la capacidad de «parar» y «pensar las cosas», evitando hacer algo que traumatice a nuestros peques…
Contrariamente a lo que puedas pensar, NO PEGUÉ a mi enano en toda la discusión. No, a pesar de ver cómo tiró del pelo a su hermana y eso hiciera que me hirviera la sangre. (…) Reconozco que GANAS NO ME FALTARON de agarrarle y … … Jajaja. Pero NO. No pegué. No pegué a pesar de lo mucho que me retó mi hijo para que lo hiciera y tener que escuchar, además, que él también tomaría «represalias» si lo hacía.
En esos momentos. Lo mejor que pude hacer es quitar esa idea -la de pegar- de la cabeza y «salir del sitio». Sé que si le soltara un bofetón -como a mí me habrían hecho en su día- sería algo que no olvidaría jamás y yo no me lo perdonaría nunca.
LOST / LOST
Bajo esa tesitura. Durante todo el fin de semana. Los dos hemos perdido. Hemos estado enfadados, tristes, enconados en el rencor, distantes… Nos hemos dicho palabras feas y a mí, se me ha quedado el cuerpo «hecho polvo». Pero algo he aprendido…
He aprendido que las cosas SON ASÍ. Que el que yo sea o deje de ser BUEN PADRE, no va a depender de lo que mi hijo sienta o diga ahora… Sino de los frutos que dé el paso del tiempo y el tipo de figura paterna que se le quede grabada en la memoria. Si cuando sea más mayor y tenga plena consciencia de lo que he hecho por él todos estos años, me valora como un padre BUENO O MALO, será única y exclusivamente su decisión/visión personal.
Lo único que importa es QUE YO; ME SIGA ESFORZANDO EN HACER LAS COSAS MEJOR, EN CUMPLIR CON MI PALABRA, RESPETAR A MIS HIJOS y en menor medida… Seguir siendo puntual. (Valores, como decía antes).