Pues ya he cumplido 44 tacos. De manera muy tranquila, este año ni siquiera me he sacado fotos de ahí que ilustre este post con el desayuno de hoy domingo día 14. Poco que contar este año, pero feliz, muy feliz de ver las cosas con otra perspectiva…
CUMPLEAÑOS, FELIZ
Feliz, porque tuve una tarta como mandan los cánones; de chocolate rellena de fresas. Ojo, no por la tarta en sí, que estaba buenísima, sino por el detalle de que este año, mi mujer, se ha esmerado de lo lindo y sé que se ha esforzado mucho teniendo a los peques en casa todo el día reclamando atención.
Feliz por los regalos. (…) Sí. Soy de esos materialistas que piensan que una fiesta de cumpleaños sin regalos no es una fiesta. Me trajeron la colonia que necesitaba, unas bermudas, camisa y camiseta chulisímas. Un kit completo para el verano que no termina de llegar.
Por supuesto que valoro mucho el tiempo en familia y la oportunidad de reunirnos que supone una celebración como ésta, pero también aprecio el detalle que supone dedicarle tiempo y neuronas a encontrar el regalo apropiado al homenajeado.
JFIbarreche
Feliz porque, a pesar de que mi hijo mayor no paraba de adelantarse y soplar mis velas, finalmente pude apagarlas y pedir un deseo sin estar pendiente de fotos, cámaras y demás parafernalia.
Feliz, al ver la carita de mi hija cuando cumplió sus 5 años. ¡Cómo flipó!
Feliz, porque quedé a comer con mis ex-compañeros y aunque el tiempo pasa y casi no nos vemos, mantenemos esa tradición año tras año.
Feliz porque el viernes cumplí con otra tradición, aunque sólo bajaron dos de la cuadrilla. Invité a las típicas rondas para ponernos al día y contarnos las historias de «coronavirus» que ahora, a todos nos ocupa.
Feliz, porque invité a mi familia a comer el sábado.
Decían de poner «escote» y pagar entre todos, cosa que negué rotundamente. Si invito a amigos a tomar algo por ahí, si invito a ex-compañeros a comer… ¿Cómo no voy a invitar a mi familia, que son lo que más quiero y aprecio?
JFIbarreche
Así pues, sin más que contar, otro año más para recordar y disfrutando el que viene hasta los 45. Me gusta este estado de tranquilidad que he encontrado en los momentos de soledad. Quiero a mi familia, quiero a mis hijos, pero cada día entiendo más que necesito de mi mundo interior para estar mejor conmigo mismo y los demás. Ese es, en definitiva, el regalo que me hago. Dedicarme tiempo.
Sé feliz.