LOS REYES MAGOS

5 de enero y aquí me tienes, escribiendo un post. Es la noche de reyes magos y como era de esperar, mis hijos están revolucionados en su habitación. No sólo es que no terminen de acostarse, es que no paran de jugar y meter ruido. Este año van a tener que compartir cama y dejarme una a mí, que mi mujer está confinada y tengo que dejar el salón libre a «sus majestades». Me temo lo peor, son las 23:25 y no pinta que vayan a dormirse pronto…

La noche de Reyes Magos

En otras circunstancias iría a la habitación «a poner orden». Te recuerdo que poner orden significa, normalmente, gritar, castigar, amenazar y darse la vuelta frustrado y más cabreado que cuando entré en el cuarto. (…) Hoy no va a ser así. La noche de reyes tiene que ser especial y no voy a fastidiarla.

Soy padre, mis hijos actualmente tienen 9 y 6 años y el mayor ya se huele el secreto de los reyes magos. Sin embargo, y a pesar de que soy consciente de que estoy mintiendo a mi hijo y es una lección que no me gusta enseñar; trato de mantener la ilusión de esta mágica noche. Y ya que soy yo el único que escribe la carta a sus majestades (mi mujer y mis hijos prefieren Papá Noel) aprovecho a elegir bien los regalos que pido:

  • Regalos que fomenten su creatividad y expresión artística.
  • Libros que les animen a leer y tener curiosidad por las historias que contienen.
  • Juegos para echar unas partidas en familia.
  • Algo que les hacía especial ilusión y que Papá Noel olvidó.
  • Videojuegos (que ocupan poco)
  • Objetos que puedan usar en la calle y que les resulten útiles para jugar con los amigos.

Muchas veces, cuando los abren, se encuentran con regalos tan inesperados que se les nota la cara de «disgusto». Pero es una satisfacción tremenda, como padre, ver cómo con el tiempo hacen uso de esos regalos y disfrutan muchísimo con ellos.

LOS TIOS Y ABUELOS

Como digo, soy muy cuidadoso con lo que le pido a los reyes magos. Soy plenamente consciente que luego toca visitar las casas de abuelos, tíos y suegros y que no son tan selectivos a la hora de elegir los regalos.


Cómo he odiado esos instrumentos musicales que suenan tan mal y esas pistolas lanza «dardos» que tanto mal nos han hecho en casa. Por no hablar de la cantidad de muñecas y peluches que se amontonan en la habitación sólo para coger polvo y estorbar.


Pero a los niños les encanta y quién soy yo para quitar la ilusión tanto a ellos, como a los que han escrito las cartas. Esos momentos son los que se recuerdan de mayor y toca disfrutarlos y dar las gracias por todos ellos. Pasad buena noche, padres y madres, y disfrutad del día de mañana aunque os toque madrugar y hayáis dormido poco preparando todo… EH?

NOTA: Estoy seguro que en casa de mi madre cae algo de «ropa»: calzoncillos y calcetines. Y seguramente sea el mejor regalo del mundo. Que pueda seguir recibiéndolos año tras año.

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