El lunes pasado fui a trabajar y al de media hora nos mandaron a todos para casa. Parece mentira que sólo hayan pasado 7 días desde que nos confinamos. Entonces, organicé todo lo que pude mis cosas para «tele-trabajar» (ignorante de mí al pensar que la sociedad iba a estar pendiente de cambiar su coche, tal y como pintaban las cosas), hice una compra lo suficientemente grande como para aguantar 2 semanas sin salir y comenzamos el ENCIERRO. Lo que vino después era difícil de imaginar aquél lunes…
LOS EFECTOS DE LA PANDEMIA
Reconozco que los días previos al encierro, yo soy de los que bromeaba en el trabajo con esto del Coronavirus. Tal era la información que veía y se manejaba en los medios, que pensaba que estábamos ante una epidemia no mucho más grave que una gripe. Que en el peor de los casos -contagiarnos-, lo pasaríamos cada uno en casa soportando la fiebre y los dolores asociados a este virus. Me dí cuenta de lo equivocado que estaba cuando fui a hacer la compra…
El miércoles día 11 fui al supermercado por 4 cosas que necesitaba y me quedé FLIPADO, cuando me fijé en lo que se estaba llevando la gente: Papel higiénico a palés, leche en cantidades industriales, arroz como si no hubiera un mañana. Era INCREIBLE y como podéis ver en el siguiente video, me lo tomé un poco a «chufla» porque no entendía la magnitud de lo que estaba por venir.
UNA SEMANA MÁS TARDE
Tras una semana de encierro y noticias, he de reconocer que tengo respeto MAXIMO por la enfermedad. Reconozco que tengo miedo al contagio, miedo a sufrir los síntomas asociados y más miedo a contagiar y/o que mi familia sufra las consecuencias de que el virus «entre en casa». Los primeros días han sido los más «jodidos»: La situación nos pilla desprevenidos y cambiar las rutinas ha costado. Mi mujer se ha tomado muy en serio la organización de tareas y la verdad, que nos viene muy bien establecer unos patrones y horarios para estar en casa. Los peques aún no están demasiado agobiados por el hecho de no salir a la calle, pero hay momentos que se nota que no queman energía como en el colegio y llega un punto -a la noche-, en que resultan insoportables.
Creo que este encierro lo que va a poner a prueba, es nuestra capacidad de paciencia y
jfibarrecheasumirreaccionar debidamente, ante esta extraña situación. ¿Seremos capaces de resistir sin volvernos locos?
Ayer mismo, se anunció una prórroga del estado de alerta hasta el 11 de abril. Veremos qué ocurre entonces. De momento, yo me estoy dedicando a poner esta web al día (tal como indiqué en mis decisiones 2020) y poco a poco, espero ir metiendo más entradas y contenido que puedan resultar de utilidad. Me ayuda a tener el tiempo ocupado y aunque tener «pululando» constantemente a los enanos por mi lado, resulta especialmente molesto cuando necesito concentrarme y escribir… Tengo que reconocer que, es una oportunidad excelente para estar con ellos y disfrutarlos. Así que, aquí os dejo por hoy, que me reclaman para hacer unas construcciones.