Aunque mi vida laboral comienza el 3 de enero de 2001, ya había trabajado antes en AUVOL. Tras terminar mis estudios en Marketing y Gestión comercial, acabé realizando las prácticas de empresa en la exposición de Galdakao (actualmente cerrada y que no se corresponde con la foto de portada). Nuestras labores principales -éramos dos estudiantes los que estábamos asignados en el programa-, eran atender la centralita derivando las llamadas a los diversos departamentos y ayudar al departamento de administración en tareas sencillas: Contabilizar facturación, puntear cuentas, fotocopiar lo que necesitaran y pasar por fax documentos. (Sí, sí, pasar por fax y obtener el reporte de OK).
Aunque veníamos de un ciclo de Marketing, nos asignaron tareas administrativas porque no sabían realmente donde colocarnos en el organigrama de la empresa. Da una idea de la poca importancia que tenía, en aquel entonces, nuestro sector.
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Tras terminar mis prácticas el verano de 2000, decidí realizar otro módulo para complementar lo aprendido. Un FPIII de administración y finanzas, en el mismo centro donde había hecho el de Marketing. Empecé ese mismo septiembre con un montón de materias convalidadas y el curso iba viento en popa cuando recibí la llamada de Marimar, la responsable de Administración de Auvol, para realizar una entrevista.
PRIMER TRABAJO
Tomé la decisión de abandonar el curso que estaba realizando (imposible compaginar estudios y exámenes), y ponerme a trabajar. No por las condiciones laborales que me ofrecían en aquél momento, sino por la proyección a futuro que me plantearon.
Los comerciales de AUVOL eran un desastre administrativamente hablando, y la idea de Marimar era formarme en el departamento de Administración de Ventas, para luego acceder a un puesto comercial donde ganar mucho más.
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Así que el día 3 de enero de 2001, entré a formar parte de la plantilla de AUVOL y empecé a trabajar. Lo primero que tengo que decir, es que tuve mucha suerte de contar con compañeras como Begotxu, Ainhoa, Vega y Sorkunde. Personas que me demostraron mucho cariño y apoyo el tiempo que estuve con ellas. Gracias a su paciencia y enseñanzas (ten en cuenta que prácticamente era un chavalín para ellas), al poco de entrar allí ya realizaba con eficacia las tareas que se suponen a un Administrativo de ventas.
- Cuadrar y facturar correctamente los expedientes de los vendedores (un desastre porque regalaban accesorios sin saber los precios).
- Cerrar los mismos una vez entregados los vehículos para cerrar el mes y ver los márgenes.
- Grabar las ventas en el sistema a final de mes con las correspondientes campañas/incentivos.
- Grabar las solicitudes de financiación de los clientes en el sistema (sí, sí, lo hacíamos nosotros en lugar del propio vendedor).
- Organizar las preparaciones y entregas de los vehículos vendidos.
- Mandar y recibir la documentación de la gestoría para dejar los libros preparados para los comerciales y facilitar su entrega.
De aquella, los vendedores sólo traían el expediente con el cobro del cliente y lo siguiente que hacían era recoger el libro, con todos los papeles, cuando los preparadores les subían el coche al área de entrega. No he vuelto a ver nada igual…
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Ya tenía «dominado» el trabajo administrativo que quería Marimar y sólo quedaba esperar la oportunidad para entrar en el equipo comercial. Bien porque las ventas sufrieran un pico y se necesitara un vendedor más, o porque alguno de ellos decidiera irse a otra concesión. Esto último harto improbable, ya que AUVOL era una concesión con cierto renombre en Bizkaia y el producto se vendía prácticamente sólo. El Golf y el Passat pegaron muy fuerte esos años y yo, que veía las nóminas, no creía que ninguno de los vendedores decidiera marcharse ganando lo que ganaban.
Me llevaba muy bien con todos los vendedores: Abdón Iturrizar, Rubén, Jose Antonio Bezanilla, Marta (o A-Marta como la llamaban mis compis debido a su pequeña dislexia), Amaia Iza (con la que coincidiría mas adelante en DANSA), Roberto Aldaz, Iñaki Ibarreche y Serna de industriales… Recuerdo perfectamente las «palmaditas en la espalda» que me daban de vez en cuando, al ver lo bien que salían las cosas en el departamento.
MARIMAR DEJA SU PUESTO
Una circunstancia que supondría un punto de inflexión en mi trayectoria profesional, fue cuando Marimar decidió abandonar su puesto en AUVOL. Su marcha no supuso ningún «trauma» a la empresa, ya que pronto fue sustituida y seguimos funcionando como siempre. Pero claro, los planes que tenía para mí, se fueron con ella.
Cuando AUVOL hizo un proceso de selección para el puesto de vendedor, presenté mi curriculum optando a la candidatura. Era la oportunidad que estaba esperando. Ya me veía con el traje, la mesa y el status de comercial. ¡Qué iluso!
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LA PEOR ENTREVISTA REALIZADA
Cuando mi jefe, Jose Juan Dublanc, se enteró de que había mandado un currículum para el proceso de selección, me mandó bajar a su despacho para explicarle los motivos. (¿¿¡¡??) Ni qué decir tiene que me quedé blanco por el malestar que noté en su tono y modales. No entendía por qué tenía que explicarle a él, los motivos de querer optar a un puesto mejor en la empresa y me sentó como el culo, que el Jefe de Ventas, Chema en aquél entonces, no tuviera en cuenta mi candidatura ni me entrevistara siquiera. Más aún viendo los «fichajes» que se trajeron a la empresa y que nada tenían que ver con el mundo del motor.
Lo que más me dolió, fue la justificación que me pusieron para no admitirme como vendedor: Que mi labor en el departamento de Administración era encomiable y que estaban muy contentos con mi trabajo. ¡Ya, claro!
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A partir de ese momento, viendo la puerta cerrada en AUVOL para optar a otro puesto, empecé a comprar el periódico todos los domingos y a valorar las ofertas de trabajo que venían en el suplemento de color salmón. Cuando salió la de vendedor de SEAT, ahí que me lancé sin dudarlo, y menos mal… Sigue: VENDEDOR VN EN GALDAKAUTO
LO MEJOR
- Empezar a trabajar, abandonando la cómoda vida de estudiante.
- Adquirir responsabilidad y conocer el funcionamiento de todo el departamento de Ventas. Algo que siempre me ha ayudado en cada trabajo posterior.
- Mis compañeras de oficina.
- Trabajar al lado de casa.
LO PEOR
- La jerarquía implantada en la empresa, donde los jefes eran unos «estirados» .
- El ninguneo recibido cuando solicité incorporarme al departamento Comercial.
- La presión, no recompensada, los finales de mes.